
Cuando hacemos un esfuerzo considerable para acudir a una regata, el regalo es la regata, el compartir el evento con los compañeros, conocer nuevos regatistas y compartir con ellos la pasión de navegar. El resultado es importante pero anecdótico, pronto caerá en el olvido, pero siempre recordaremos esa volcada divertida de un compañero justo delante nuestra, esa historia apasionada que alguien te cuenta, nuestros hijos revoloteando por todas partes, el paseo al hotel… y el esfuerzo de quien hace posible todo esto. Por eso creo, que Pepe Cazador se lleva de trofeo, nuestro recuerdo por unos días inolvidables. No sólo apreciamos  la organización e involucrar a todo su club en la regata, sino sus múltiples detalles, desde arrimar el hombro cargando y descargando nuestros barcos, acordarse de los olvidados, cuidar a nuestras familias y ponernos fácil lo difícil.
Por todo eso y mucho más Gracias Pepe.
P.D. Otro día os aburriré contando «mi regata»

 
   
  